martes, 13 de octubre de 2009

¿Cómo sabes que no es para mí,
si yo empiezo a temblar cuando cantas?
No hay idioma del cual traducir lo que dice el colchón de tu cama. Me distraigo y te dejo salir pero sé que a la noche te encanta. Y allá vas sonriendo por mí perpetrando una nueva artimaña. Si al fin es que te vas, te pido el sol del ocaso. Dejame presenciar cuando alguien bese tus labios.